Las residencias para ancianos representan, según muchos usuarios, soluciones definitivas que según la mayoría, no desean adoptar. Sin embargo, la residencia de mayores ofrece unas perspectivas más favorables para ellos y sus familias.
Se trata de establecimientos con equipamiento diurno que permite a los mayores permanecer en el centro durante una buena parte del día, pero regresar a sus domicilios a pernoctar. Por eso reciben toda la atención sociosanitaria que precisan, ya que estos centros acogen a personas mayores en situación de dependencia, es decir, que tienen algún grado de discapacidad física o cognitiva que les impide desenvolverse con normalidad. Ancianos con problemas de movilidad que tienen disminuidas sus capacidades y cuyas familias solicitan atención diurna para facilitar su rehabilitación y estabilización.
La residencia tercera edad consigue alejar en temido internamiento en residencias de ancianos, algo que muchos consideran el final definitivo y de donde no saldrán más. Y los familiares y cuidadores de estos ancianos, por motivos laborales u otros, solicitan de estos establecimientos la ayuda que ofrecen.
Los servicios de estos centros están orientados a paliar sus cuidados físicos, sanitarios y afectivos en un entorno adecuado a sus necesidades. Se trata de atención sociosanitaria, una ayuda profesional que brinda apoyo técnico y sanitario que comienza con una evaluación médica integral, para valorar al usuario y establecer su programa mediante la acción de un equipo multidisciplinar.
A su ingreso en el centro, se les valora de manera integral, poniendo a su disposición atención de enfermería y vigilancia médica para patologías leves. Se les brindan terapias ocupacionales, fisioterapia, se les proporciona alimentación y nutrición, transporte adaptado y apoyo a la familia.
Realizan actividades formativas y los fines de semana tienen planes especiales que les permiten celebrar fiestas, eventos e incluso realizar excursiones si es factible.
El apoyo se hace extensivo por tanto, a los familiares y cuidadores, ya que las ventajas proporcionadas por estos centros eliminan un panorama bastante desalentador para el usuario, pero también para su entorno directo. De esta manera, el mayor siente sus necesidades cubiertas, pero no abandona los lazos que le vinculan hasta el momento de servirse del centro diurno.
En régimen de tutela de la Administración, cada Comunidad y Ayuntamiento dispone de sus propios centros, los cuales funcionan con solicitud de plazas. Las bases y requisitos aparecen cada año en las páginas de estos organismos públicos, por lo que conviene consultarlas. En una residencia de mayores privada, incluso algunas aseguradoras ofrecen este servicio a sus asegurados.